La camiseta de España y otras prendas deportivas que levantaron ampollas
La polémica entorno al diseño de las nuevas camisetas que la Selección Española vestirá durante su participación en el próximo Mundial de Rusia 2018 continúa. La prenda de La Roja, que guarda un enorme parecido a la lucida por el equipo de fútbol en la Copa del Mundo de Estados Unidos ’94, cuenta con una franja vertical con un estampado geométrico de rayas que, según han señalado numerosos usuarios, se asemeja a los colores de la bandera republicana. Mientras algunos afirman que se trata de una ilusión óptica, otros aseguran que indudablemente representa el símbolo tricolor.
No obstante, Adidas, la firma deportiva que se encuentra tras el boceto de la pieza de aires vintage, ha querido zanjar el debate a través de un comunicado en el que asegura que “el diseño de la actual camiseta resume el coraje y la furia de nuestra selección, con gráficos de diamante rojo, amarillo y azul, que representan las mejores cualidades de este equipo: velocidad, energía y su conocido estilo de juego”.
Sin embargo, la controversia de la camiseta “republicana” de España que ha provocado multitud de reacciones en nuestro país se ha extendido hasta Colombia, en esta ocasión, no por efectos ópticos sino por la elección de los modelos. La discriminación en el mundo deportivo no es ninguna novedad y la selección de las figuras para mostrar las elásticas que Colombia lucirá en el próximo mundial es un ejemplo más.
Mientras que la versión masculina ha sido presentada por el capitán del equipo, James Rodríguez, la presentadora y exreina de la belleza colombiana, Paulina Vega, ha sido la encargada de hacer lo propio con la femenina. Una labor que, en teoría, debería haber sido desempeñada por una de las chicas de la plantilla.
La polémica ha causado tanto revuelo que hasta la propia federación ha tenido que reconocer que las molestias y el malestar de las futbolistas ante la decisión eran fundamentadas.
Este episodio machista en la escena deportiva nos traslada al debate que se generó en el Masters Series de Tenis de Madrid de 2004, donde el equipo de las recogepelotas estaba formado por modelos, principalmente femeninas, y los uniformes eran escuetos. La entonces Secretaria de Estado de Políticas de Igualdad, Soledad Murillo, pidió a la organización la retirada de las maniquís de la pista al considerar que «contribuyen a fomentar una clara visión discriminatoria de las mujeres, que aparecen como simples objetos de decoración y divertimento». La petición de la secretaria fue ignorada y la polémica continuó años después.
Sin embargo, además, Mundial de Rusia 2018 y cuestiones machistas aparte, estas no han sido las únicas prendas deportivas que han generado debate -y alguna que otra carcajada-. Entre ellos, destaca el caso del llamativo uniforme olímpico español creado por la marca rusa Bosco di Ciliegi para el desfile inaugural, así como en diferentes actos como el de recogida de medallas o diplomas durante los JJOO de Londres 2012.
El pirgüista Saul Craviotto fue uno de los deportistas que mostró su opinión acerca de la equipación. / Gtres
En esta línea de equipaciones excéntricas y nada discretas, es complicado no recordar otra camiseta que ya forma parte de la historia de nuestro deporte. Hablamos de la legendaria elástica del Athletic Club, quien prescindió de sus icónicas rayas rojiblancas en la temporada 2004/05 para apostar por un estampado de salpicaduras rojas que, como era de esperar, fue bautizado por los aficionados como ‘camiseta-kétchup’.
Por último, y no menos importante, no podemos pasar por alto el uniforme de las ciclistas colombianas. Una equipación con las zonas del vientre y las ingles en color nude, creando una sensación de desnudez, que dio la vuelta al mundo y hasta el presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI) recomendó a las autoridades del ciclismo en Colombia crear un nuevo diseño.